Los casi doscientos años de independencia de los países hispano-americanos no han sido suficientes para borrar en su totalidad las estructuras sociales del período colonial. Siendo ellas el resultado del conjunto de individuos que comparten una determinada cultura, son la concreción de una tradición cuyo desarrollo no obedece a la voluntad de éstos sino a las fuerzas que cohesionan la sociedad. Los cambios políticos, ya fuesen pacíficos o violentos, no alcanzan a influir de manera inmediata sobre los conceptos en que está basada la estratificación social. El poder político, la economía, la tecnología, las creencias, etc., evolucionan a diferentes velocidades. Por armónica que sea una determinada sociedad, dentro de sí conjuga suficientes contradicciones como para provocar los conflictos necesarios a su permanencia y al cambio.
Romieux, M. (1991). Campesinos e indios. Revista Chilena De Antropología, (10). Recuperado a partir de https://revistateoriadelarte.uchile.cl/index.php/RCA/article/view/17680